
La cruz en su cuello fue testigo de nuestros pecados.
Tal vez esa cruz solo significaba que estaba dispuesta a cumplir su sentencia en el infierno por el simple hecho de que estar juntas ya significaba estar en el cielo, nuestro cielo.
O tal vez significaba que estaríamos muertas la una sin la otra, que llegamos al punto que seriamos capas de cargar nuestra propia cruz con tal de cargarla juntas.
Si estar contigo es un pecado, nada me llenaría más de orgullo que me llamen pecadora.