Un avivamiento te va a costar la vida porque Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Así que es momento de tomar tu cruz, seguir a Jesús y verás la gloria del Altísimo.
Tu lucha no es contra sangre ni carne, tu lucha es contra principados y potestades, por lo tanto tu batalla será de rodillas delante del trono y Jehová te ayudará y te librará de las mentiras porque Él es el Dios de la verdad.
Un rompimiento es una intervención de Dios que te permite superar lo que te impide cruzar a tu nueva posición de plenitud espiritual y victoria. Es cuando el Espíritu entra en la escena y aparta todo lo que estorba tu avance en una vida plena de su Gloria.
La fórmula para obtener la victoria es: “De rodillas ante el trono de la gracia”. Ve al cuarto de oración, ve al ayuno, adora a Jehová, sírvele de corazón y Él te defenderá.
El verdadero desafío es mantener el fuego encendido, porque eso depende de las convicciones y decisiones de tu vida personal; y es ahí donde comienzas a llevar la cruz de Cristo para crucificar tu carne. Y el cambio en tu vida se verá cuando reflejes el carácter de Cristo.
El Espíritu Santo te dará la sabiduría y la estrategia para ganar la victoria porque nuestra batalla son con armas espirituales, y Dios gana todas las batallas para que su nombre sea siempre exaltado.
En el momento de tu peor “crisis” y en el momento de tu peor desánimo, tu comunión con Dios será la clave porque Él te dará la fuerza y la confianza para salir adelante. CONÉCTATE CON DIOS.
Dios sabe que todas las cosas que te suceden son para bien. Y la próxima vez que el enemigo te diga que va a ganar tu batalla, recuérdale que tienes a tu Dios que te ha hecho más que vencedor y te dará la victoria siempre.
No tienes que pelear tú solo, porque la manera de enfrentar la adversidad es tomarse de la mano de Dios, porque ahí encontramos la fortaleza y el acompañamiento necesario para enfrentar multitudes. ¡Confía en Dios!
Tú naciste para vencer gigantes, para vencer enfermedades, para hacer cosas grandes y porque eres portador de la unción del Espíritu Santo, es hora de avanzar hacia tu nueva tierra prometida.
La clave para obtener victorias no es con espadas y tampoco es con ejércitos. Es con su Santo Espíritu porque solo Dios tiene el poder para enfrentar a multitudes y darte la VICTORIA.
Recuerda que el ángel de Jehová estará contigo para defenderte y Él te levantará, por lo tanto tú avanza para entrar a las promesas de Dios para tu vida. Todo lo que necesitas para la victoria es a JESÚS.
Jehová es más fuerte que tus batallas y entregará en tus manos la victoria porque cuando tú eres débil, ¡DIOS es fuerte!
Muévete en fe, muévete en autoridad, muévete en confianza, muévete en el Espíritu Santo de Dios. Levanta tu mirada porque hay mucho más de lo que estás viendo ahora. Allá adelante está la grandeza del Espíritu Santo de Dios que te presenta infinitas oportunidades de gloria, de grandeza, de victoria, de plenitud, de satisfacción y de paz. HAY MUCHO MÁS.
Para los días malos: levanta el escudo de la fe y pelea la buena batalla porque Jehová y tú pueden vencer multitud de problemas. Confía en Él.
Nunca hagas nada sin la presencia de Dios porque en su presencia hay libertad, es nuestra garantía, es el tesoro de los hijos e hijas de Dios y es la perla de gran precio.
Tú y yo debemos estar siempre cerca y confiados en el Señor porque nadie tiene más amor, más poder y más sabiduría que Jehová de los Ejercitos, por lo tanto confía en Él y te dará la victoria sobre la multitud de enemigos que te rodean.
Lo único que Dios respalda es lo que Él ha dicho y por eso es importante tener su presencia en nuestras vidas porque sin Él nada podemos hacer.
La presencia de Dios habita dentro de tu corazón, y ese es el tesoro más grande que puedes tener: SU PRESENCIA.
La victoria que vence al mundo se llama: “Fe”, y por la fe entramos a la gracia de Dios en donde tenemos acceso a su gloria, por lo tanto tu FE es PODEROSA.