
La herencia que nos dejó Dios en Cristo debe de usarse activamente en buenas obras para la Gloria del Padre Celestial, como lo dice Efesios capítulo 2, y como tomamos de lección del primer libro de Crónicas capítulo 28, estamos llamados a tener siempre presente a Dios, para cumplir su voluntad y edificar su templo ¡Ánimo y manos a la obra!