La honra es una semilla que produce fruto abundante en nuestra vida.
Tal vez hoy tú también enfrentas una noticia difícil, una enfermedad, un problema que parece no tener solución. Recuerda que Dios ve tu dolor, escucha tu oración y es capaz de traer sanidad y restauración.
Quizá hoy te sientes insuficiente para enfrentar los retos delante de ti: recursos limitados, fuerzas agotadas o capacidades que no parecen suficientes. Recuerda que lo que importa no es cuánto tienes, sino en manos de quién está.
Dios no se ofende por nuestras preguntas sinceras. Él nos invita a acercarnos, tal como somos, con nuestras dudas, temores y heridas. Y aunque nuestras emociones cambien, la fidelidad de Dios permanece.
Él desea hoy lo mismo para ti. Dios tuvo el control y fue victorioso en todo lo que sucedió en la cruz, tal como lo es en lo que estas experimentando en este momento.
Momentos en los que pareciera que Dios está lejos o que la esperanza ha desaparecido. Pero este pasaje nos recuerda que Dios no está ausente en la oscuridad; muchas veces está obrando de manera más profunda de lo que podemos ver.
Aun sabiendo el sufrimiento que vendría, Jesús se mantuvo enfocado, obediente y lleno de amor. Él les da instrucciones específicas a sus discípulos, y todo se cumple exactamente como lo dijo.
Él camina contigo en el valle de sombra. Y aunque sabe que vendrá un milagro, Él valida tu proceso.
Al igual que Marta y María, a veces no escuchamos respuesta alguna a nuestras oraciones, pero eso no significa que Jesús no esté obrando. El silencio de Dios no es ausencia. Es preparación.
Jesús dio su vida porque somos preciosos para él. Pero si Él sacrificó tanto por nosotros, ¿cómo es que dudamos de Él en otras áreas de nuestras vidas?
Solamente somos salvos al aceptar que la muerte de Jesús en la cruz fue suficiente para perdonar nuestros pecados y darnos un espíritu nuevo y que puede relacionarse con Dios.
Nosotros no podemos hacer nada para salvarnos. Jesús ha hecho eso por ti. Más bien, buscas Su plan porque esa es la manera de apropiarte de todo lo que Cristo ha hecho por ti.
Dios afirma que Su pacto de bendición no se romperá. El pacto de Dios con nosotros, sellado por la sangre de Jesús, es inquebrantable. Cuando fallamos, Él sigue siendo fiel. Cuando todo parece estar derrumbándose, Su gracia nos sostiene.
Es sumamente importante que como hijos de Dios aprendamos a usar esta armadura y cada una de las armas de ataque y de defensa para que en los momentos que el enemigo nos ataque, estemos preparados.
David nos recuerda que el poder de los hombres es limitado. Los problemas pueden afectarnos, pero no pueden destruir el propósito que Dios tiene para nuestras vidas.
El mismo Jesús que había visto multitudes seguirlo, que había escuchado las oraciones de muchos, se maravilló ante la fe de este hombre.
Jesús, siendo completamente Dios y completamente hombre, es el único que pudo tender el puente entre el cielo y la tierra. La salvación es un regalo disponible para todos, sin importar nuestros errores del pasado o nuestra condición actual.
No se trata solo de asistir a la iglesia los domingos, sino de reflejar a Cristo en nuestro hogar, en el trabajo y en la comunidad. Al vivir en relación con Él y aplicar Sus enseñanzas, seremos verdaderos testigos de Su amor.
El evangelio debe influir nuestras conversaciones en el trabajo, nuestras relaciones en el hogar y nuestras interacciones diarias. Cada momento puede ser una oportunidad para compartir el amor de Cristo.
El testimonio que damos no se basa en nuestra elocuencia ni en nuestra experiencia personal, sino en la verdad del evangelio respaldada por el poder del Espíritu Santo. ¿Estás dispuesto a permitir que el Espíritu Santo te use para dar testimonio de Cristo y servir en tu comunidad?