
Tu participación en misiones puede tomar muchas formas: oración constante por los misioneros, apoyo financiero regular, participación en viajes misioneros, enseñanza sobre misiones en tu iglesia, o estar dispuesto a enviar a tus propios hijos al campo misionero. Cada inversión que haces en misiones es una inversión en la eternidad, fruto que abunda en tu cuenta celestial.