Los tres misisipis abandonan a sus chamacos para irse de pitolocos a un concierto de Elías Medina.
Los tres misisipis anteponen su amor propio a todo lo demás, y se quedan sin trabajo, sin amigos y sin vida.
Los tres misisipis corren una carrera de 8 kilómetros para evitar la cruda, pero en lugar de que se les salga, les entra más.
Los tres misisipis son víctimas de una terrible mentira y descubren, horrorizados, que manosearon a un chino con peluca.
Los tres misisipis son desalojados de un restaurante de Polanco y, por grabarse beodos, pierden todo lo que aman.
Los tres misisipis se enemistan en su imaginación con el Chicharito y, enfermos de venganza, buscan razones para funarlo.
Los tres misisipis publican un tiktok en el que dejan claro que el patriarcado está acabado.
Los tres misisipis son obligados a disculparse públicamente durante 30 días consecutivos por el peor de los delitos: arriesgarse a tener la bondad.
Los tres misisipis van a un concierto de Coldplay y la cámara los toma manoseándose entre ellos.
Los tres misisipis inventan una tecnología para defender a las niñas de 39 años de los viejos marranos de 40 y descubren, sorprendidos, que las máquinas también traicionan.
Los tres misisipis se mudan a la Condesa y, tras recibir insultos racistas, deciden huir a San Luis Potosí.
Los tres misisipis son declarados traidores a la patria por intentar lo más sensato: huir del país.
Los tres misisipis la cagan y, al intentar salvar la situación, descubren que tienen cara de delincuentes.
Los tres misisipis son descubiertos comiendo migajas, pero está bien, porque nada es lo que parece.
Los tres misisipis van al cine y, para no pelear, ejercen puras violencias imaginarias.
Los tres misisipis se unen al Doc Brown para desentrañar el segundo misterio más grande del universo: la munier.
Los tres misisipis buscan la herida que los dejó melolengos y encuentran en una tía abuela lejana a la culpable de que sean unos estúpidos.
Los tres misisipis quieren ejercer libremente sus hobbies y se dan cuenta de que casi todos son ilegales.
Los tres misisipis van a terapia y descubren, con horror, que tienen haters.
Los tres misisipis combinan el código genético de un festival de música con el de una vaquita marina para ver si logran extinguirlos.