
En este episodio, Regina Saénz nos abre las puertas a su mundo interior, donde la música no solo se interpreta, también se confiesa. Hablamos sobre lo difícil que es mostrarse auténtica en un entorno que exige filtros, del vértigo que provoca ser vulnerable y de cómo las canciones pueden convertirse en espacios seguros para lo que no se dice en voz alta. Una charla honesta sobre crear desde la emoción, habitar el arte con todo lo que somos y hacer del escenario un lugar íntimo, aunque esté lleno de gente.