
Se acerca navidad y Ronja, una niña noruega de 10 años, nos cuenta sobre su entorno familiar, su barrio y su circunstancia. Que no la llamó Ronja para que viviera en el barrio de Tøyen dice el padre, pero es Tøyen donde fueron a dar Ronja, su padre y Melissa, su hermana mayor. El padre de Ronja, una vez más, ha perdido un trabajo. Por lo tanto, Melissa tiene que salir a vender árboles de Navidad en el puesto de Eriksen. Ronja se le suma y vende coronas y lazos. Su padre no hace sino ir al pub Stargate (La puerta de las estrellas); bar que ha existido y es conocido por vender las cervezas más baratas de Oslo. Sale a emborracharse, pero quiere a sus hijas. Las quiere como puede. Ronja arropa su fragilidad frente al miedo y la incertidumbre , con los cuentos de su padre sobre lugares fantásticos donde supuestamente ya han estado o a donde irán a vivir, por ejemplo, en una bella cabaña en medio de un bosque. Y así se crea una dinámica única que muchas personas en situaciones similares reconocen, es decir, las niñas se adaptan al comportamiento de la persona adicta, con la esperanza de poder ayudarla y conquistar una mejor vida. La historia de Ronja trata de la infancia que asume responsabilidades de cuidados y autocuidados. La hermana mayor se ocupa de la mantención del hogar, los pagos y las deudas. A su corta edad, 16 años, Melissa sabe tanto de por dónde ir que incluso cuando Ronja enferma y tiene fiebre, hace todo lo posible para mantenerla alejada del servicio de emergencias, porque eso probablemente también atraería la atención de la institución de protección al menor.
Y Ronja, en estado febril, vuela, vuela a un lugar donde solo cabe lo mágico.
Stargate o la Puerta de las estrellas de la escritora noruega Ingvild H. Rishøi.