
Goyooo, ya están dando la tercera campanada, ¡apúrate vas a llegar tarde!- gritó su mamá mientras se asomaba por la ventana de la cocina; cruzando la calle tenía justo frente a ella estaba el campanario de la primaria -¡Ayyy, la libretita, la libretita!- exclamó Goyo, se regresó de la puerta, corrió hasta su catre, metió la mano debajo y sacó...