
¡Qué buena hartada se van a dar las chamacas!-
-¡Hasta a mí se me antoja ese guiso que hace mi comadre!
Canuto caminaba cuesta arriba junto a su compadre Pedro, sobre el hombro derecho cargaba un costal que parecía tener vida, lo contenido en su interior saltaba y se golpeaba entre sí