Como antiguo bibliotecario de la abadía, no hay nada que me satisfaga más que hablar sobre libros. Para ello me he dotado de este pequeño espacio con el fin de compartir con ustedes aquellas lecturas que, bajo mi juicio, bien merecen correr el riesgo de morir envenenado.
Acompañadme y, sobre todo: leed, malditos, leed. Salvo el segundo libro de la Poética de Aristóteles.
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Una novela crítica, divertida y reflexiva sobre la adicción, el consumismo y la soledad de la sociedad norteamericana, escrita con gran sabiduría y sentido del humor.
Un lugar: Enfield, Massachusetts. A cien millas de la Gran Concavidad, un yermo radiactivo lleno de bebés mutantes del tamaño de aviones, criaturas sin cráneo y hordas de hámsters salvajes.
Una época: el año de la Ropa Interior para Adultos Depend, en el Tiempo Subsidiado, en una América regida por el totalitarismo ecológico de la ONAN, gobernada a su vez por la oscura Oficina de Servicios No Especificados, en guerra perpetua contra el ultraviolento antiONANismo de Quebec.
Una institución: la Academia Enfield de Tenis, ultraelitista y donde impera una disciplina destinada a abolir todo placer.
Una familia: los Incandenza. James Incandenza, óptico militar convertido en cineasta de après-garde, y su mujer, la promiscua Avril, que alimenta oscuras conexiones con la guerrilla de Quebec. Y sus tres hijos: Orin, genial pateador de fútbol americano y seductor transnacional; Mario, enano y deforme, cineasta como su padre y poseedor de una sensibilidad prodigiosa, y Hal, promesa del tenis juvenil y atormentado por un secreto terrible.
Y una película: El samizdat. El Entretenimiento. La broma infinita. Con el poder de enloquecer a todo el que la vea y destruir así la civilización. El arma perfecta por la que todos se enzarzarán en la Guerra Final por el control de América.
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*Music from Pixabay*
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