
Por mucho que argumenten, erróneamente, quienes se oponen a la observancia del sábado, el séptimo día de la semana, diciendo que era solo para los judíos; o argumenten, también erróneamente, que los judíos oyeron hablar del sábado por primera vez en el Sinaí, no hay duda de que ese día estaba muy presente en la vida del pueblo hebreo desde el principio.