
Conocí a Laura Maré hace unos años, cuando hizo su primer show en El Jardín. Me acuerdo perfecto de ese día porque, desde que la escuché cantar, me declaré fan de su música. Desde entonces, al menos una de sus canciones siempre termina metida en mis listas de Spotify… y sí, me las canto a grito herido en la ducha, en el carro, donde sea.
Hoy, sentarme a conversar con ella fue especial por muchas razones. Porque la he seguido desde el principio, y porque ahora está en un momento muy distinto, más profundo, más honesto.
Laura dejó atrás una carrera en Derecho y Ciencia Política para hacer lo que de verdad le hacía sentido: música. Su primer álbum, Amores Prestados, fue un experimento hermoso de cantar historias ajenas, pero ahora está escribiendo desde otro lugar… desde ella. Desde lo que le pasa, lo que le duele y lo que quiere decir sin filtro.
Hablamos del miedo a decepcionar, del amor que acompaña y también del que hiere, de cómo la sostiene su familia, y de lo que significa ser una mujer artista construyendo su espacio con verdad.
Este episodio es para quienes están buscando su voz, para quienes han sentido que vivían una vida prestada, para quienes se han roto… y están listos para contarse desde cero.
Laura canta como habla: desde el alma. Y esta conversación me dejó justo ahí, donde empieza lo que de verdad importa.