
La tortura deja secuelas no solo a nivel físico y psicológico, sino también en lo económico y social tanto en las víctimas como en sus familiares; en momentos de crisis política y el golpes de estado, como el de 2019, esta práctica se hace más violenta y cala incluso al interior de las instituciones de DD.HH. y los discursos instalados por los medios tradicionales del país.
Al final, el compromiso con la defensa de los derechos humanos debe impulsarnos al análisis de la realidad social, mirar qué desigualdades intersectan y qué límites de las estructuras estatales quedan pendientes de transformación.
Producción: Raisa Valda y Lucía Mayorga
Dirección general: Raisa Valda Ampuero
Diseño gráfico: Carolina Morón
Ilustración: Lucía Mayorga
Gestión de comunidad: Luciana Riera