
Desde el enfoque PARCUVE, el trauma intergeneracional se comprendería como un bloqueo en el flujo de la experiencia emocional compartida entre generaciones: cuando un trauma no puede ser sentido, simbolizado y transmitido con sentido, se convierte en un “vacío relacional” que las siguientes generaciones intentan llenar o reparar.
El trabajo terapéutico busca reconectar emoción, cuerpo y vínculo, permitiendo que el relato se reescriba desde la integración.