
Emprender a los 40 no es lo mismo que a los 20. Tampoco que a los 30. Pero tiene algo que las otras décadas no ofrecen: experiencia, comprensión del mercado y una visión más madura sobre el propósito y el valor real de lo que se construye.En este episodio, conversamos desde nuestras propias trayectorias sobre lo que significa emprender o convertirse en empresario entre los 40 y los 50 años. No desde el discurso de la motivación superficial, sino desde la realidad: las fortalezas que trae una vida profesional recorrida, pero también los miedos, las cargas familiares, las comparaciones y los temores que nacen cuando sentimos que “ya no hay margen para equivocarse”.También exploramos cómo el emprendimiento a esta edad exige redefinir el éxito, aprender a soltar lo que ya no suma, y apostar por proyectos con más sentido que forma. Porque a los 40 no se trata de demostrarle nada a nadie, sino de construir desde la conciencia, con estrategia, y con la libertad que da conocerse mejor.Este episodio es una invitación honesta a abrazar esa etapa como una gran oportunidad, sin romanticismos, pero con mucha verdad.