En el primer episodio expliqué cómo descubrí el Asperger, como me sentí identificada con las características propuestas por Rudy Simone, y sobre todo, como me encontré a mi misma en las vivencias de otras mujeres. Pero ese camino comenzó cuando yo tenía ya 20 años. En este episodio explicó cómo llegué a aquel momento.
Dejando claro que no podemos generalizar cuando hablamos de autismo, diferentes estudios han demostrado que quienes están dentro del espectro carecen de cierta capacidad imaginativa para situarse en las situaciones de personajes en juegos de rol por ejemplo, juegos simbólicos, y que sobre todo hay una falta de flexibilidad para crear de la nada. Es decir, falta esa espontaneidad imaginativa.
Todos en algún momento de nuestras vidas, neurodivergentes o neurotípicos, sufrimos desbordamientos, tormentas de estrés y ansiedad que explotan en crisis incontrolables. La diferencia está en que las personas que vivimos dentro del espectro somos mucho más propensas a estas explosiones: tenemos unos límites diferentes y un mayor número de detonadores.
Ángela Castañeda nos habla en este primer episodio de sus miedos irracionales, sus experiencias amorosas y analiza el papel de la mujer autista en la sociedad. La vida dentro del espectro es tan diversa que con esta sección pretendemos mostrar un trocito de lo que es, y sobre todo, de lo que no es el autismo.
La transición supone creo yo la inclusión en la sociedad como miembro activo, útil. Es fácil entender que la adaptación a un entorno social… normalizado puede resultar difícil y estresante para personas autistas. Podemos decir que esta transición comienza con el fin de los estudios obligatorios, distintos en cada país, hasta la emancipación, el marcharse de casa. En todo este proceso se intenta conseguir un roll de adulto, una vida independiente.
En muchas ocasiones se nos empuja más allá de los límites en cuanto a nuestra resistencia sensorial. Y esto se debe porque es habitual encontrarnos con personas que no entienden cuan “doloroso” es sentirse sobrecargado por un exceso de sonidos, colores, olores, texturas… Creo que no hay discusión si digo que una de nuestras áreas más problemáticas es esta, la percepción sensorial. Los estímulos recibidos se perciben de forma alterada, y como no hay dos diagnósticos iguales, diría que tampoco hay dos personas dentro del espectro que cuenten con el mismo patrón de percepción sensorial.
Creo que las personas con TEA vivimos la ansiedad de una manera intensa y constante. Y desde mi punto de vista es un error llamarla simplemente miedo, aunque ese sea el sentimiento principal, porque minimizamos estos sentimientos. Cuando escucho, no… es que tiene miedo al cambio, miedo a las personas, miedo a cualquier acontecimiento imprevisto, social, comunicativo, a la vida. No, no hay miedo a vivir, hay miedo a ser mal, a existir mal. A no saber si en algún momento podrás sentirte feliz y encajar dentro de un mundo que está repleto de cosas que te dañan. Nos centramos en las conductas raras, llamativas, fuera de lo común, y muchas veces olvidamos los factores que las causan. Y la realidad es que la ansiedad ha estado presente desde el nacimiento del autismo.
Las relaciones interpersonales para nosotros son muy complicadas, no es necesario recalcar lo difícil que se nos hace la integración en la mayoría de los ámbitos: familia, pareja, amigos. Todo lo desconocido es aterrador, pero ya cuando se trata de personas, ese miedo a la incertidumbre crece. ¿Qué debo decir? ¿Cómo debo actuar? ¿De que podemos hablar? ¿Se reirá de mí? Son miedos reales que surgen tantas veces como surgen conversaciones. A día de hoy, a mí me sigue pasando incluso con gente bastante cercana. Y dependiendo de la experiencia, podemos encontrar en muchos de nosotros un fuerte rechazo hacia los desconocidos, a entablar nuevas relaciones, porque de verdad, no es nada fácil.
Como ya he comentado en episodios anteriores, hay diferencias bastante significativas entre hombres y mujeres, ¿pero… hasta que punto? Esto hace que muchas de nosotras ocultemos tan bien nuestras dificultades que pasemos desapercibidas durante años o se nos diagnostique erróneamente cuando buscamos ayuda psicológica.
Si eres un adulto que busca un diagnóstico para el espectro autista, en la mayoría de los casos será por sospechas de Asperger. La manera en la que se llega hasta aquí es importante porque marca como vas a percibir todo lo que se te diga. El inicio de este proceso nos puede hacer tomar un camino, una actitud más o menos abierta. No es lo mismo ser un adolescente o adulto que ha descubierto el TEA y se siente por primera vez entendido a ser un adolescente o adulto al que un tercero le ha comentado que tiene ciertas sospechas de que pueda encajar dentro del espectro. Y aunque en ambos casos la negación puede darse y se da, en el segundo es mucho más probable que perdure durante más tiempo.
Hay grandes lagunas en el TEA, un enorme desconocimiento que ha llevado a la creación de un sinfín de mitos y distorsiones acerca de lo que pueden o no pueden hacer las personas que lo viven día a día. Empiezo este primer episodio presentando el DSM-5, el manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales en su quinta edición realizado por la Asociación Americana de Psiquiatría, principal autoridad en el diagnostico psiquiátrico.
¿Qué es el TEA? Uno de cada 160 niños es diagnosticado con un trastorno del espectro autista, y aunque los datos hasta ahora mostraban una presencia casi cuatro veces mayor en hombres que en mujeres, esto no es real. Adéntrate en "La hora del Tea" #TeaTime