
Hace algunos meses mi papá y yo discutimos acerca de mi patrimonio. El quiere que yo compre una casa propia, y su argumento es que Tengo una Hija, y que debo pensar en Dejarle algo en el futuro.
Y yo estoy en contra de comprar un bien inmueble por razones lógicas y financieras que ya te he explicado en episodios como “Comprar o Rentar ¿Qué es mejor?”.
Pero ahora quiero remitirme al pasado, quiero contarte una historia que te mostrará el lado emocional de mi postura.
Historia:
Mi madre murió a inicios del año 2006, pues bien, durante el año 2005 ella trabajaba en una secundaria.
En su trabajo le otorgaron un crédito para una vivienda (Era uno de esos créditos Gubernamentales en donde el Interés es bajo y te descuentan Dinero de Tu Sueldo mensual; además se otorgaban por medio de un sorteo);
ella se puso muy feliz porque nunca, como familia, habíamos tenido nuestra propia casa. (cuando hablo de “familia” me refiero únicamente a mi mamá y a mí).
Y, pues bien, mi madre inició los trámites para adjudicarse ese crédito, incluso recuerdo que fuimos a ver la casa al fraccionamiento 1 o 2 veces, hablamos con la gente que otorgó el crédito y todo estaba en orden. Lo único que nos tocaba hacer era esperar a que le llamaran a mi mamá para que Diera una Firma definitiva.
Pero había un pequeño detalle, pasaban los días, las semanas, y “La llamada” no llegaba y no llegaba.
Recuerdo a mi madre un poco angustiada, de hecho, esa memoria la tengo muy fresca, cuando estábamos en la sala y me decía “No me ha llamado la gente del crédito, estoy preocupada”.
Y qué pasó, mi mamá falleció el 29 de enero de 2006 y la dichosa llamada no llegó, hasta unos días después de su muerte. Obviamente, ya no pudo Firmar ese contrato.
Una de las hermanas de mi mamá, Mi tía C (llamémosle así) siempre fue muy apegada a ella. De hecho, cuando mi madre murió mucha gente me ofreció su consuelo, no me puedo quejar.
Pero con este tema del crédito y la casa, mi tía C se hizo responsable. Movió cielo mar y tierra para intentar que yo me quedara con la casa que mi mamá había “ganado”, y su lógica era la siguiente (Si mi hermana tenía completa su documentación, la casa debería ser de mi sobrino, ustedes, gente de Infonavit, fueron los que se tardaron en llamar.)
Incluso recuerdo que mi tía y yo regresamos a las oficinas del crédito a hablar con un ejecutivo el cual me dijo “Comprendo su situación y la lamento mucho; si tu mamá hubiera firmado ese último papel la casa hubiera sido de ella, y al morir la deuda se hubiera cancelado y tú serías el dueño de esa casa; desgraciadamente no fue así.”
Aprendizaje: En ese momento mi tía lo veía como una tragedia, porque esa casa representaba, más que una casa, un símbolo de su propio trabajo, de cómo ella me había sacado adelante los últimos años de su vida sin la ayuda de mi padre.
En ese momento yo no lo entendía, y me conformaba con decir “mmm pues ni modo, trabajaré para obtener mi propia casa”. Tenía 18 años en ese entonces.
¿Y cuál es mi percepción ahora?
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