
Cuando los nuevos caudillos estaban para marcharal frente de infinidad de hombres, los antiguos jefes les hicieron esta exhortación. “Al despediros se enternecen nuestros corazones; pero vosotros no debéis atender a esto, vosotros a quienes hemos transmitido nuestro valor y que sois nuestra esperanza. Marchad a buscar y a rendir a todos los pueblos enemigos, a combatir a los kaqchikeles”