Hoy estaremos leyendo Job 31 y 32, 2 de Corintios 12 y el Salmo 119:121-141. En Job 31, Job hace una defensa final de su integridad. Declara que no ha cometido injusticias, ni se ha dejado dominar por la avaricia, el adulterio, la idolatría o el abuso del poder. Su conciencia está limpia delante de Dios y de los hombres. En Job 32, aparece Elihú, el joven que, aunque ha guardado silencio por respeto a los mayores, finalmente habla con enojo porque ninguno de los amigos de Job pudo responderle con sabiduría. Elihú se presenta como alguien guiado por el Espíritu de Dios para hablar.
Reflexiona: ¿Puedes decir como Job que tu integridad se mantiene aún en tiempos de prueba? ¿Eres sensible para escuchar la voz de Dios incluso a través de personas inesperadas?
En 2 Corintios 12, Pablo cuenta sus visiones y revelaciones, incluyendo haber sido arrebatado al “tercer cielo”. Sin embargo, para que no se enalteciera, Dios permitió un “aguijón en la carne”. Aunque Pablo pidió tres veces que le fuera quitado, el Señor le respondió: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (v. 9). Así, Pablo aprendió a gloriarse en sus debilidades, porque en ellas el poder de Cristo se manifiesta.
Reflexiona: ¿Estás dispuesto a aceptar tus debilidades como el escenario donde el poder de Dios brilla más fuerte? ¿Qué “aguijón” en tu vida Dios quiere usar para mostrar su gracia suficiente?
En Salmo 119:121-141, el salmista clama por la intervención de Dios. Reconoce la justicia y perfección de la Palabra del Señor, aun en medio de persecuciones y sufrimientos. Declara: “Aunque soy pequeño y despreciado, no olvido tus mandamientos” (v. 141). La fidelidad de Dios es el fundamento de su confianza.