
Frank Gehry descubrió algo brutalmente simple: con lápiz y papel no podía ni diseñar una escalera que existiera en su cabeza. El método clásico se le quedaba corto. Y entonces llegó la herejía: software de aviones de combate, escaneo láser, prefabricación de precisión. Así nació el Guggenheim de Bilbao y una nueva forma de pensar el espacio.
Este episodio explora cómo Gehry rompió el idioma euclídeo de la arquitectura y abrió la puerta a un futuro donde tal vez diseñemos como gamers con gafas 3D o como escultores digitales en pleno metaverso. Porque el lápiz fue útil, pero la arquitectura que viene habla otro idioma.