El padre de todos los prajāpatis, Brahmā, al ver que todos sus hijos prajāpatis hablaban de aquel modo, se avergonzó mucho, y de inmediato abandonó el cuerpo que había adoptado. Ese cuerpo apareció más tarde en todas direcciones como la peligrosa niebla en la oscuridad.
Uno no debe hablar de modo tal que agite la mente de los demás. Claro que, cuando un maestro habla, puede decir la verdad para instruir a sus alumnos, pero no debe hablarles a aquellos que no sean alumnos de él, si al hacerlo les va a agitar la mente.
El cautiverio material se debe únicamente al cautiverio sexual y, por lo tanto, la convivencia irrestricta de hombres y mujeres es verdaderamente un gran impedimento.
Los deseos que se tienen en la vida, nunca deben ser dirigidos hacia la complacencia de los sentidos. Uno debe desear únicamente una vida sana, o la autoconservación, pues la finalidad del ser humano es investigar acerca de la Verdad Absoluta. Ninguna otra cosa debe ser la meta de las labores de uno.
Todo lo que no conduce al servicio devocional del Señor es irreligión, y todo lo que conduce al servicio devocional del Señor es religión.
Un devoto puro del Señor como Nārada puede entregar al Señor Supremo por su buena voluntad. Nārada puede entregar a cualquiera el servicio amoroso trascendental al Señor como servidor, amigo, padre o amante.
Sin servicio devocional al Señor no se puede progresar en ninguna esfera de actividad, aunque el sendero del servicio devocional siempre es independiente de todo lo material. Únicamente el servicio amoroso trascendental al Señor puede proporcionar el logro de la verdadera meta de la vida.
Únicamente mediante penitencias puede uno acercarse a la Personalidad de Dios, que está dentro del corazón de todas las entidades vivientes y, al mismo tiempo, fuera del alcance de los sentidos.
Querido hijo mío, es mejor que lleves una vida de penitencia, que es auspiciosa para todas las entidades vivientes y que te reportará toda bendición.
Se representa esa pasión sumamente pecaminosa y hostil como ahaṅkāra, la falsa actitud egocéntrica de creerse el centro del universo.
Los cuatro Kumaras, por su apego a Vāsudeva, la Suprema Personalidad de Dios, tenían como meta la liberación, y expresaron, por lo tanto, su falta de deseo.
Quienes sean serios acerca de conseguir liberarse del cautiverio material no se deben enredar en la falsa relación del cautiverio familiar.
Brahmā creó, por lo tanto, cuatro principios de conocimiento: sāṅkhya, yoga, vairāgya y tapas.
El Señor ayuda incluso a la entidad viviente que está cayendo a deslizarse hasta el punto más bajo, simplemente para darle la oportunidad de que vea si es feliz abusando de su independencia.
La nesciencia, o la ausencia de sabiduría, se manifiesta de cinco formas: el engañarse a sí mismo, el sentido de la muerte, la ira que sigue a la frustración, el falso sentimiento de propiedad, y el concepto corporal ilusorio u olvido de la propia verdadera identidad.
En el principio, Brahmā creó a cuatro grandes sabios, que se llamaron Sanaka, Sananda, Sanātana y Sanat-kumāra. Brahmā dijo: «Queridos hijos míos, ahora procreen». Pero ellos, por su apego a Vāsudeva, la Suprema Personalidad de Dios, tenían como meta la liberación, y expresaron, por lo tanto, su falta de deseo.
īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥsac-cid-ānanda-vigrahaḥanādir ādir govindaḥsarva-kāraṇa-kāraṇam
«El Señor Supremo es Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios original, conocido como Govinda. Su forma es eterna, y llena de bienaventuranza y conocimiento, y Él es la causa original de toda causa».
En el mundo espiritual indudablemente hay dualidad, pero esta no perjudica las actividades. Ya que todo lo que hay en el mundo espiritual existe en el plano absoluto, incluso la dualidad presente sirve para aumentar el intercambio amoroso entre el Señor Supremo y Sus devotos.
Toda persona que lleva una vida con propósito y acopla sus esfuerzos con el Dharma divino de la Suprema Personalidad de Dios, tendrá una vida mucho más satisfactoria que aquellos que buscan solamente bienestar material.
Al comienzo de la devastación, todos los mares se desbordan, y vientos huracanados soplan con gran violencia. Como consecuencia, las olas de los mares se agitan feroces, y de inmediato los tres mundos se llenan de agua.