Ten la certeza firme de que san José estará ahí, como ha estado hasta ahora, y que estará todavía más presente en tu vida después de esta consagración, y así, para siempre.
¡Qué hermoso es sentir esta fuerza que sale del corazón, que no viene de nosotros, como lo es el perdón!
Hoy te invito a que reces conmigo una antigua oración que San Patricio utilizaba para defenderse del demonio.
¿Qué sentimientos habrá vivido Jesús al ver a José agonizar?
San José no sólo es esperanza de la enfermedad física, sino también de la espiritual.
En este día, te invito a descansar en la paternidad de san José y pedirle la gracia de confiar que siempre estará ahí para nosotros en el momento de la tribulación.
Hoy te invito a que reflexiones sobre la maravilla de cada miembro de tu familia.
Hoy te invito a que le entregues tu corazón herido a San José, para que sea él también el guardián de tu intimidad.
Piensa en las personas que te rodean y en cómo junto a ellos, puedes ser hoy un poco más Santo.
¿Vives tu trabajo como una forma de servir y de amar?
Hoy San José nos enseña que lo más hermoso de la vida de cada día, no se basa en los bienes materiales.
¿Y cuál es tu actitud y reacción ante tus límites? ¿Los acojo con paciencia?
¿Realmente tienes anclada tu vida en Aquél que más te ama y nunca cae?
¿Qué palabras escuchas en tu corazón? ¿A cuáles les haces caso?
¿Qué puede sostener realmente una vida como la de san José?
¿Estás escuchando realmente la voz de Dios?
¿Qué experimentó san José al ver los ojos de María sobre él?
¿Qué es vivir con justicia?
¿Y qué crees que Dios quiere para ti hoy?....¿Qué camino quiere que emprendas o que sigas?
¿Realmente proteges el lugar de Cristo en tu corazón?