En un mundo lleno de ruido, es vital aprender a escuchar la voz de Dios. No basta con oír; debemos abrir nuestro corazón y cambiar nuestra vida conforme a Su voluntad. Juan el Bautista y Jesús, aunque rechazados, nos enseñan la importancia de acoger los mensajes divinos. Aceptemos nuestras diferencias y vivamos en amor fraternal, guiados por las enseñanzas bíblicas para encontrar la verdadera transformación personal. Hermanos, seamos humildes y dispuestos a seguir el camino que Dios nos muestra con amor y unidad.