
Como hijos de Dios debemos entender que nuestra vida depende absolutamente de Él, que todo lo que tenemos y todo lo que somos vienen de su infinito amor hacia nosotros, que todo es por gracia, por eso como sus hijos estamos llamados a confiar y esperar en su grande amor, a clamar por misericordia seguros que Él nos escucha y constestará nuestra oración, debemos aprender a confiar en Él, a escuchar su voz, a pedirle su guía para que podamos alinearnos a su verdad y que nuestro corazón desee honrarle y glorificarle.