
La nueva vida en Cristo es una transformación radical y misericordiosa que Dios obra en quienes han sido redimidos por Cristo. Ya no vivimos bajo el dominio del pecado ni según los deseos de la carne, sino que somos hechos nuevas criaturas, guiadas por el Espíritu Santo. Esta vida se caracteriza por un arrepentimiento continuo, obediencia sincera, y una creciente conformidad a la imagen de Cristo. En lugar de buscar nuestra propia gloria, vivimos para la gloria de Dios, confiando en su gracia y descansando en su justicia. La nueva vida no es perfección inmediata, sino un caminar marcado por la santificación, la comunión con Dios, y la esperanza firme en la restauración final.