1 Samuel 5 y 6
Una ética y devoción superior de los súbditos siempre va a reflejar adecuadamente al Rey glorioso que servimos. Sólo el que vive en una constante conciencia de la santidad de Dios puede representara adecuadamente a su Rey.
1 Samuel 4
La desobediencia a la Palabra, es decir, el pecado, es un atentado directo contra el Reino de Dios y no se puede quedar sin castigo.
1 Samuel 3
El Reino de Dios se establece mediante la palabra profética. No hay manera de equiparnos para la vida centrada en el Reino de Dios sin la presencia constante y activa de la Palabra de Dios.
1 Samuel 2:12-17, 22-36
En el Reino de Dios sólo hay un Rey y nadie más.
Someterse al gobierno del Reino de Dios es luchar constantemente con aquello que compita por nuestras más altas afecciones.
1 Samuel 1:1-2:11, 2:18-21
No hay circunstancia familiar en la cual el Reino de Dios no pueda florecer.