
Tras la difusión del arrianismo, la conversión de los francos a la fe católico romano y caída del Imperio Romano, la Iglesia mostró gran vitalidad al extender el cristianismo entre los pueblos germánicos y en las Islas Británicas.
En este contexto surgió también la célebre “Donación de Constantino”, un documento falso que pretendía justificar la soberanía papal sobre Roma y todo Occidente. Aunque su autenticidad fue aceptada durante siglos, hasta que en el siglo XV se demostró su falsedad, reflejaba la ambición papal de consolidar su poder tanto espiritual como político.