En este episodio exploramos el ejemplo del apóstol Pablo en Romanos 15:23–33, donde descubrimos cómo luce un corazón verdaderamente entregado al servicio de Dios. A través de este pasaje, reflexionamos sobre tres rasgos que caracterizan a quienes sirven con amor, humildad y propósito. Aprenderemos que servir a Dios no es una tarea ocasional, sino una expresión continua de gratitud, obediencia y pasión por Su obra.

En este episodio reflexionamos sobre las palabras del apóstol Pablo, quien reconoce que su ministerio, sus logros y su llamado no son motivo de orgullo personal, sino evidencia de lo que Cristo hace a través de él. Pablo nos enseña una lección poderosa: el verdadero servicio cristiano no gira en torno a nosotros, sino a la gloria de Dios y al avance del evangelio.

En este episodio exploramos cómo vivir en unidad en medio de un mundo lleno de diferencias. Basados en Romanos 15:1-13, descubrimos cuatro maneras prácticas de vencer las divisiones en nuestra vida: aprender a soportar con paciencia, buscar edificar a los demás, seguir el ejemplo de Cristo y mantener la esperanza que une nuestros corazones.
Acompáñanos a reflexionar sobre cómo el amor y la madurez espiritual pueden ayudarnos a construir relaciones más fuertes y una fe más genuina en comunidad.

Romanos 14:1-23 nos enseña que una de las claves para tener relaciones más sanas está en aprender a convivir en medio de nuestras diferencias. El apóstol Pablo nos recuerda que no todos tenemos la misma madurez o convicciones, pero todos pertenecemos al mismo Señor. En este pasaje encontramos tres principios fundamentales para fortalecer nuestras relaciones: aceptar sin juzgar, vivir con conciencia y respeto, y priorizar el amor sobre la razón. Cuando dejamos de imponer nuestras opiniones y comenzamos a edificar al otro con amor, la paz y la unidad se convierten en el fundamento de nuestras relaciones.

El apóstol Pablo nos llama a vivir una fe genuina, no una versión superficial o aparente. En un mundo lleno de imitaciones —de amor, de espiritualidad, de moralidad— los cristianos estamos llamados a reflejar la autenticidad de Cristo. El verdadero amor no es una emoción ni una fachada, sino una vida que cumple la ley de Dios sirviendo al prójimo. Pablo nos exhorta a despertar del letargo espiritual y a dejar atrás las obras de las tinieblas, para vestirnos de la luz del Señor.

Romanos 13:1-7 nos enseña que toda autoridad proviene de Dios y que la obediencia, aunque a veces duela, es una expresión de nuestra fe genuina.  Cada decisión se convierte en una oportunidad para demostrar que nuestra fe no depende de las circunstancias, sino del Señor que gobierna sobre todas ellas.

Este pasaje nos presenta un retrato práctico del amor cristiano en acción. Pablo nos llama a vivir una fe auténtica, donde el amor no sea fingido, sino sincero y sacrificial. Se nos invita a rechazar el mal y abrazar el bien, cultivando una vida de servicio humilde, paciencia en la tribulación y perseverancia en la oración. El texto también nos desafía a amar incluso a quienes nos persiguen, respondiendo al mal con bien y dejando la justicia en manos de Dios. En lugar de venganza, el cristiano está llamado a la reconciliación y a vencer el mal con el bien. En resumen, este pasaje nos recuerda que la vida cristiana no se mide solo por palabras o emociones, sino por la manera en que tratamos a los demás: con amor genuino, bondad activa y confianza en la justicia de Dios.

Título: Es hora de aplicar lo aprendido

 Subtítulo: 4 bases que nos definen como cristianos Texto bíblico: Romanos 12:1-8
Sinopsis: El apóstol Pablo nos recuerda en Romanos 12 que la vida cristiana no se limita al conocimiento, sino a la práctica diaria de la fe. Después de once capítulos llenos de doctrina y fundamentos espirituales, ahora nos invita a presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, a renovar nuestra mente y a vivir de manera coherente con lo que hemos aprendido en Cristo.

Venciendo al orgulloso que llevo dentro

El orgullo es una de las batallas más sutiles en la vida cristiana. En este episodio, exploramos cuatro recordatorios basados en Romanos 11:25-36 que nos ayudan a mantenernos humildes, reconocer nuestra dependencia de Dios y vivir con gratitud en lugar de soberbia.

El peligro de olvidar la gracia en mi vida

En Romanos 11:13-24 el apóstol Pablo nos recuerda que fuimos injertados por la pura gracia de Dios y no por nuestros méritos. El peligro surge cuando olvidamos esa gracia y comenzamos a vivir con orgullo, autosuficiencia o indiferencia. Esta prédica nos lleva a reflexionar en tres decisiones prácticas que debemos tomar para permanecer firmes en la gracia de Cristo, evitando caer en la arrogancia espiritual y cultivando un corazón agradecido, humilde y obediente.

3 realidades transformadoras del Dios de segundas oportunidades

El pueblo de Israel tropezó, pero no quedó caído. Pablo nos recuerda en Romanos 11:7-12 que, aunque muchos rechazaron la gracia de Dios, ese tropiezo abrió la puerta de salvación a los gentiles y revela un Dios que no se da por vencido con nosotros. En este mensaje veremos 3 realidades transformadoras del Dios de segundas oportunidades: que Él puede darle propósito incluso a nuestros fracasos, que abre caminos donde parecía no haber salida, y que siempre tiene un plan mayor para bendecirnos y bendecir a otros a través de nosotros.

Cuando parece ser el fin, Dios escribe un comienzo


Muchas veces sentimos que todo terminó: nuestros planes, nuestras fuerzas o incluso nuestra fe parecen agotarse. Pero Dios nunca abandona a los suyos. Pablo nos recuerda que, aunque Israel parecía haber fallado, Dios siempre guarda un remanente por gracia. Lo que para nosotros luce como un cierre, para Dios es el inicio de algo nuevo.

La voz que sigues define tu destino

Cada día estamos rodeados de voces que intentan dirigir nuestro camino: la cultura, las opiniones de otros, nuestros propios miedos y deseos. Sin embargo, el Salmo 23 nos recuerda que la voz que elijas seguir definirá tu destino. Cuando permites que Dios sea tu Pastor, descubres que no estás a la deriva, sino guiado con propósito y cuidado. En este mensaje veremos 5 realidades que garantizan seguridad, provisión y esperanza para tu vida cuando decides escuchar y seguir la voz del Buen Pastor.

Dejando de ser un creyente desobediente

Muchos viven con la etiqueta de “creyentes”, pero siguen caminando en desobediencia a Dios. El Salmo 1 nos recuerda que la verdadera bendición no está en hacer lo que queremos, sino en vivir bajo la guía de Su Palabra. En este mensaje veremos cómo dejar de ser un creyente desobediente y las tres consecuencias que trae la obediencia a Dios: estabilidad en medio de la vida, fruto que impacta a otros, y respaldo divino en cada temporada. Dios no busca religiosos, sino hijos que le obedezcan y encuentren en Él su deleite diario.

Todos recibimos mensajes que cambian nuestra vida, pero ninguno tan importante como el de Dios. A partir de Romanos 10:12-21, veremos tres respuestas que el Señor espera de nosotros cuando escuchamos Su voz: creer, obedecer y compartir. Un llamado a no ignorar el mensaje más urgente de todos.

Tan cerca… y todavía fuera - Romanos 10:1-11

En este episodio exploramos la tensión espiritual que surge de estar “tan cerca… y todavía fuera”. Basándonos en Romanos 10:1-11, descubrimos el anhelo ferviente del apóstol Pablo por el pueblo de Israel —uno que está espiritualmente cerca del mensaje evangélico, pero permanece separado por su propia búsqueda de justicia. A través de la exposición, reflexionaremos sobre cómo muchas personas hoy enfrentan esa misma paradoja: la salvación no es producto de obras, sino de la justicia que sólo Cristo ofrece (Rom. 10:4-5), y está tan accesible “…en tu boca y en tu corazón…” (Rom. 10:8-10) evangelio.blog. Ser “tan cerca… y todavía fuera” nos desafía: ¿hacemos reales nuestra fe, confesándola y creyendo en el corazón, o nos quedamos atrapados en religiosidad sin verdadera comunión con Dios? Acompáñanos en este episodio mientras meditamos sobre la urgencia de proclamar el evangelio, reconocer su proximidad espiritual y responder al llamado de fe que Pablo expone en Romanos 10.

Episodio: 4 mentiras que debes dejar de creer

En este episodio abordamos cuatro mentiras comunes que muchas veces se cuelan en nuestra forma de pensar sobre Dios, la fe y la salvación. A través del pasaje de Romanos 9:25–33, descubrimos cómo el evangelio confronta estas ideas falsas y nos invita a confiar plenamente en la gracia de Dios y no en nuestros propios esfuerzos. Acompáñanos a identificar y derribar estas mentiras para vivir una fe más firme, auténtica y centrada en Cristo.

La misteriosa soberania de Dios

En este episodio nos adentramos en uno de los pasajes más profundos y confrontantes de la carta a los Romanos. ¿Puede Dios endurecer a quien quiere y tener misericordia de quien quiere? ¿Es injusto? ¿Qué dice esto sobre nuestro libre albedrío y el carácter de Dios? Reflexionamos sobre la soberanía divina, no como un concepto teológico frío, sino como una verdad que transforma nuestra manera de ver la historia, la salvación y nuestras propias vidas. Acompáñanos a descubrir cómo la misericordia de Dios no se basa en nuestro mérito, sino en Su propósito eterno.

Episodio: Dios es quien manda – Romanos 9:9-16 

En este episodio exploramos una de las verdades más profundas y a veces difíciles de aceptar: la soberanía absoluta de Dios. A través del pasaje de Romanos 9:9-16, reflexionamos sobre cómo Su voluntad y misericordia no dependen del esfuerzo humano ni de nuestras obras, sino de su gracia y propósito eterno.
Prepárate para ser confrontado con una perspectiva bíblica que nos recuerda que Dios es quien elige, actúa y dirige con sabiduría perfecta. ¿Estamos dispuestos a confiar en Su autoridad y descansar en Su 

En este mensaje exploramos Romanos 9:6-8, donde el apóstol Pablo nos recuerda que no todos los que descienden de Israel son verdaderamente parte del pueblo de Dios. A través de esta enseñanza, entendemos que la verdadera filiación no depende del linaje humano, sino de la promesa de Dios. Este pasaje nos desafía a examinar dónde está puesta nuestra confianza, y nos invita a recibir, por fe, la identidad de hijos que solo Él puede dar. Dios no hace acepción de personas —tú también puedes ser parte de Su familia.