
Robo de amor, superar a un padre, creer que somos una carga; estos y más crímenes imaginarios cometemos de niños, todos. Y todos tienen su origen en el sentimiento de omnipotencia que vivimos cuando somos pequeños, en donde creemos que todo lo que pasa con nuestro mundo tiene una relación directa con nosotros y nuestro comportamiento, tanto lo bueno como las desgracias.
Y, ¿cuál es la penitencia? Culpa. Inconsciente, claro.
Así como Aurora estaba destinada a pincharse el dedo, nosotros estamos destinados a castigarnos a nosotros mismos para apaciguar la culpa por los crímenes cometidos en la niñez.
Bibliografía:
Imaginary Crimes. Why We Punish Ourselves and How to Stop, Lewis Engel, Tom Ferguson.