
Seguimos acercándonos al misterio de la Iglesia como pueblo de Dios, pero también como una institución visible, que se va desarrollando, creciendo y adaptando a las circunstancias, creando iluminada por el espíritu de Dios, nuevos ministerios, nuevas maneras de servir, nuevas expresiones de la obra del espíritu de Dios en el corazón de los creyentes.