
La depresión que experimenté me llevó a encerrarme de tal manera que, en varios momentos de mi vida, llegué a pensar que no necesitaba amigos ni a nadie cercano. Simplemente no quería que me conocieran más allá de lo superficial; no me interesaban las personas. Si a eso le sumamos lo poco interesante que me sentía y las escasas habilidades sociales que tenía, preferí convencerme de que no necesitaba a nadie.Hoy, sin embargo, agradezco profundamente por haber cambiado mi perspectiva. Desde mi separación, supe que tenía que construir un nuevo mundo, y hoy valoro a todas esas personas maravillosas que Dios ha puesto en mi camino. Ellos son parte de mi familia extendida, y me han mostrado el verdadero significado de la conexión y el apoyo. Estoy aquí para compartir contigo cómo este viaje ha transformado mi vida y cómo también puede transformar la tuya.