Durante las cuatro décadas que cubre nuestro estudio Guatemala no logró desarrollar un sistema político capaz de absorber o neutralizar a las minorías que intentaban destruirlo. Esa fue su debilidad y, sin duda, una de las causas del drama que tuvo que vivir durante tanto tiempo. Pero, a pesar de sus limitaciones y de sus flaquezas, el sistema logró sobrevivir y adaptarse, ganó en legitimación ante la opinión pública y se hizo más abierto.