
No habiendo un candidato oficial, pues el gobierno de Mejía Víctores actuó con bastante prescindencia en este sentido, eran varias las opciones políticas que tenían real posibilidad de llegar al poder. Todas competían en un ambiente abierto mientras, en algunas zonas del interior, proseguían unas operaciones contrainsurgentes cada vez más lejanas y que ya resultaban de menor trascendencia para el ciudadano común.