
Este texto aborda la defensa legal de la tauromaquia, analizándola desde una perspectiva internacional. Explica cómo la tauromaquia es considerada una manifestación cultural minoritaria y una forma de creación artística, argumentando que su prohibición solo sería justificable si atentara contra los derechos humanos o libertades fundamentales, lo cual el autor niega. Además, discute cómo el movimiento animalista y el populismo moderno representan las principales amenazas para su continuidad, proponiendo que la repulsión hacia la muerte del toro en la plaza no es razón suficiente para su abolición. Finalmente, el texto sugiere que la defensa jurídica de la tauromaquia debe ir acompañada de una estrategia más amplia que integre elementos sociales y políticos.