
Las ciudades delimitan nuestro entendimiento del ser: ser ciudad, ser ciudadano. Una relación directamente proporcional a cómo habitamos tanto el propio ser como la propia ciudad; por ejemplo, la exigencia de mejores condiciones de vivienda, transporte público, áreas verdes, es posible en la medida de la conciencia de sí que tengamos en lo individual y lo colectivo de la apropiación de la ciudad (no así del agandalle). Mientras que en las ciudades latinoamericanas la desigualdad es evidente, en otras regiones no se explica un mejor vivir sin la innovación en las ciudades.