
⏱ ¿Poco tiempo para meditar?☕ ¡Dale play al Expresso Mental!🧘♂️ T13 E06 | Meditación sobre los códigos familiares limitantesMeditación sobre los códigos familiares limitantes.Muchas familias transmiten de generación en generación ciertos mensajes y creencias del clan (a veces sin decirlas explícitamente).
Al ser tomadas como verdades dogmáticas, pueden limitarnos en el desarrollo de nuestro potencial humano. Y si bien estas mismas creencias pueden ser funcionales en un momento determinado, es importante reflexionar sobre ellas para identificar si siguen siendo útiles o si, por el contrario, limitan el bienestar y la felicidad colectiva.En este sentido hay familias más normativas que otras, y por tanto códigos familiares más o menos estrictos. Pero, en general, hay un código idiosincrásico que cuando somos niños acatamos sin cuestionarlo, y que en la edad adulta podría llegar a censurar e inhibir nuestros anhelos personales.
Estos pactos familiares son firmados tácitamente cuando somos niños porque entendemos que es una garantía para conseguir lo que necesitamos en ese momento: ser amados y aceptados por papá y mamá.La importancia de explorar estos códigos familiares, es para permitirnos cuestionarlos (por nuestro bien), valorando que hay otras realidades para tener en cuenta que también son legítimas y que no fallamos a la lealtad familiar por no seguir las normas que originalmente recibimos.
A continuación, podemos analizar algunos de estos códigos y sus posibles efectos. "No llores, no protestes, esconde esa mala cara, la vida es dura y hay que aguantarse, debes ser siempre fuerte", pudiera fomentar una idea de fortaleza ante la adversidad, pero también puede generar sufrimiento psicológico al impedir expresar nuestra vulnerabilidad y nuestras emociones. "Una vez que eres madre/padre, tus necesidades pasan a un segundo plano", puede limitar nuestra capacidad de autocuidado y el bienestar de los padres, quienes se enfocan exclusivamente en las demandas de los hijos.
Al final puede ser perjudicial para la salud emocional de los progenitores. "Si te peleo, es porque te quiero", asocia la crítica y el regaño con el amor, cuando en realidad un amor sano se expresa mejor a través de la validación, el respeto mutuo y el apoyo consciente. "No des de que hablar, los trapos sucios se lavan en casa", promueve el secretismo y la ocultación de los problemas familiares, impidiendo una comunicación abierta y constructiva para resolver los conflictos de manera saludable. "Todo lo que consigas con esfuerzo es valioso, lo que llega sin esfuerzo no tiene mérito", puede hacer que los miembros de la familia se sientan culpables o incapaces si algo no les sale con dificultad, desvalorizando formas alternativas de progreso o éxito.Estos mensajes no son ni buenos ni malos en sí mismos, todo depende de la rigidez con la que se sigan. Si los acatamos como verdades absolutas podríamos limitar en ciertas situaciones nuestro desarrollo personal, por renunciar a necesidades propias con tal de evitar saltarnos el código familiar. Yendo más lejos, hay creencias, que no sólo necesitamos cuestionar sino desterrar, ya que son tan erróneas como injustas: tú nunca te casarás, tu hermano es mejor que tú, no tienes remedio, ya se te pasó el tren.
Al darnos cuenta de estas limitaciones, podemos decidir soltar sus ataduras. Pero si a pesar de tomar conciencia de ellas, no encontramos la manera de romper un «contrato familiar» firmado emocionalmente hace mucho tiempo, recordemos que en los contratos se pueden agregar cláusulas para adaptar una norma obsoleta a los nuevos tiempos. Ahora ya somos adultos, ha llegado el momento de añadir nuestras propias cláusulas.
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