
2 de noviembre de 2025
Agradezcamos hoy la vida de nuestros ancestros. De todos aquellos que amando, nos han conseguido la vida. Aprendamos de ellos, y atrevámonos a vivir muriendo, vivir amando, con confianza, y generosidad, con la alegría de creer que al morir amando, estamos experimentando ya lo que será la vida eterna.
“Vengan, benditos de mi Padre; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron”.
Dales Señor el descanso eterno.
Descansen en paz.
Mons. Héctor M. Pérez V.