
En capítulos anteriores hablamos de cómo cuidarnos del greenwashing. Hoy damos el siguiente paso, mirar más allá de las etiquetas y descubrir qué hace que un negocio —ya sea un producto, un servicio o incluso una construcción— pueda considerarse realmente verde.
Más que certificados, se trata de acciones concretas: proyectos que reducen su consumo de agua y energía, que crean espacios más saludables para las personas y que asumen con honestidad sus impactos.
Porque un negocio verde no es aquel que dice serlo, sino aquel que demuestra, paso a paso, que es posible generar valor cuidando también de la vida y del entorno.
🎧 Dale play y acompañame en esta búsqueda de lo que significa ser realmente verde.