
Hablar de Alquimia supone sumergirse en un mundo misterioso, la mayoría de veces plagado de embustes al igual que muchas prácticas esotéricas que se vienen gestando desde épocas remotas. El repasar los textos alquímicos, colmados de símbolos y dibujos extraños, escritos de manera críptica y bastante oscura, no hace más que enardecer aquel temor natural del hombre por lo desconocido, pero que en las mentes más prolijas y curiosas, desata la inquietud por descifrar aquellos relatos alegóricos y permitirse comprender el misterio que sus representantes intentaban ocultar a los profanos.