
Este episodio, Ingrid Jo nos hace una invitación a mirar más allá de lo que asusta.
Hablamos de un joven atrapado en sus sombras mentales, de niños incomprendidos que, lejos de ser monstruos, son faros de sensibilidad e inteligencia. Y finalmente, nos miramos a nosotros mismos: adultos que, sin querer, alimentamos monstruos de odio, envidia y desamor. ¿Y si los verdaderos monstruos no viven en ellos… sino en nosotros?