
Una de las particularidades de los parlêtres es que han sido hablados, insultados, engatusados, adormecidos, desconcertados, perturbados por lo que malentendieron y que se hizo trauma. Todos somos “traumatizados del malentendido”[i], señala Lacan.
Cada ser hablante “hace parte del farfullar de [sus] ascendientes”[ii] y a partir de ese farfullar cada uno se inventa un sin número de enredos a veces muy dolorosos. El trauma de la lalengua está hecho de palabras escuchadas porque lalengua “absorbe lo que se dice”[iii]. Algunos detritos se quedan estancados produciendo tropiezos, confusiones e incertidumbres.
El psicoanalista debe “operar convenientemente, […] darse cuenta del alcance de las palabras para su analizante.”[iv]. El alcance de las palabras es el impacto de los sonidos dado que el malentendido es ese pedacito-de-lengua que es necesario atrapar para vaciarlo de sentido. “¿Qué quiere decir “decir”?” [v] se pregunta Lacan al final de su enseñanza. Pregunta que abordaremos lo más cerca de la experiencia analítica.
Conferencia del ciclo "Cita con la práctica psicoanalítica hoy", organizado por el Seminario del Campo Freudiano de la Sección Clínica de Madrid (Nucep) a cargo de Omaïra Meseguer. Psicoanalista en París, Miembro de la ECF y de la AMP.
Coordina: Julia Gutiérrez
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