
En los dispositivos de psicoanálisis aplicado, pero también en la consulta, nos encontramos con casos de urgencia. La urgencia está presente en el comienzo mismo del análisis. De hecho, se empieza un análisis a partir de una urgencia, de algo que apremia, que angustia y no se puede posponer.
Hay urgencias y urgencias. La urgencia también está presente, aunque de otra manera, cuando se trata de concluir un análisis. Jacques Lacan, en su último escrito, el “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI” dice que el fin del análisis está marcado por la obtención de una satisfacción por parte del analizante… siendo que dar esa satisfacción es la urgencia que preside el análisis, interroguémonos cómo alguien puede consagrarse a satisfacer esos casos de urgencia”. La urgencia aquí está del lado del psicoanalista a quien le correspondería dar esa satisfacción que urge y sin la cual no se puede concluir el análisis. ¿Cómo puede ser que alguien pueda dedicarse a eso, es decir dedicarse a satisfacer esos casos de urgencia? Se pregunta Lacan.
Conferencia del ciclo "Cita con la práctica psicoanalítica hoy", organizado por el Seminario del Campo Freudiano de la Sección Clínica de Madrid (Nucep) a cargo de Araceli Fuentes. Analista en Madrid, miembro de la ELP, AME de la Asociación mundial de psicoanálisis, AE en el periodo (2010-2013), docente del ICF y autora del libro “El misterio del cuerpo hablante”.
Coordina: Santiago Castellanos
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