
En la Biblia, confiar no es solo una actitud optimista. Confiar es creer en alguien; es recordar el amor que vive en esa persona, recordar las promesas y los pactos sellados con fidelidad. Es arriesgarse. ¿Podemos tú o yo esperar, confiar de esta manera? Se nos dice que Abraham sí lo hizo. Y esa fue la escuela que Dios eligió para enseñarle a confiar.