
Si miramos sólo el Evangelio, parece extraño que Jesús quiera atraer más discípulos con palabras tan exigentes. Pero el Espíritu, fuente de sabiduría, nos conduce a comprender hacia dónde quiere llevarnos el Señor. El teólogo N. T. Wright sugiere que Jesús no busca espantar seguidores, sino que habla como un jefe de expedición en un paso de montaña peligroso para llevar ayuda médica urgente: “si seguimos, hay que soltar peso; habrá riesgos; algunos no volverán.” Dicho así, tiene sentido: no es capricho, es realismo de camino.
Sin embargo, Evangelio va más alto aún: no es solo una travesía arriesgada sin más, sino de una operación de rescate. Cristo no nos lleva a una aventura cualquiera, sino a liberar cautivos de las manos del enemigo, salvar a los que no pueden salvarse solos. Por eso la renuncia tiene sentido, incluso cuando exige “preferir a Cristo sobre todo” y cargar la cruz.