
Tal vez te parezca extraño, pero uno de los remedios contra la tristeza, según Santo Tomás, es… llorar.
Nos enseñaron a contener las lágrimas, a esconderlas como si fueran un signo de debilidad. Pero detrás de ese gesto tan humano hay una sabiduría profunda. Llorar no cambia lo que pasó, cambia lo que pasa dentro de ti. En este episodio descubrimos cómo las lágrimas alivian, reconcilian y, de un modo misterioso, curan.