
Hemos llegado al punto de nuestra vida donde pensamos que no somos dignos de nada. De una razón para vivir, de una persona que nos quiera, de unos amigos que nos acompañen, o de una vida que amemos. Y por más que nos digan lo contrario, nos aferramos a esa idea. Desconocido, hoy te cuento algo: Eres digno de todo el amor del mundo.