
El Día de los Santos Inocentes, celebrado el 28 de diciembre, tiene su origen en un episodio bíblico narrado en el Evangelio de Mateo. Se recuerda la matanza de niños ordenada por el rey Herodes en su intento de eliminar al recién nacido Jesús. Con el tiempo, la fecha tomó un giro más ligero en varias culturas hispanas, convirtiéndose en un día para gastar bromas y jugarle inocentadas a familiares y amigos.