
La educación en la ruralidad está llamada a fortalecer las culturas propias de las regiones, garantizar a los niños y jóvenes campesinos e indígenas el derecho a acceder al conocimiento universal, al arte, la música, la literatura, la ciencia y el juego.
Requiere pensar en otras alternativas no formuladas exclusivamente en función del trabajo de la tierra o de las actividades económicas del sector y proyectar una nueva lectura del papel histórico del campesinado partiendo de la igualdad de accesos y oportunidades.