
Pablo nos recuerda que la verdadera gloria no nace de títulos, logros ni poder humano, sino de la cruz: Dios frustra la autosuficiencia y asienta la fe no en la elocuencia, sino en su poder. Este devocional nos invita a revisar de qué presume el corazón y a fijar la confianza en Cristo, para que tanto la victoria como la debilidad apunten al Señor.